ANALISIS IMAGEN: Cristóbal Rodriguez Mentasti
ANÁLISIS DE UNA IMAGEN FOTOGRÁFICA
La fotografía, de aspecto añejo, deja huella de una posible cámara analógica de la época. Podríamos hablar de una velocidad relativamente rápida, dígase: 1/100, con todo el diafragma abierto. Si bien el hombre está posando, se nota que no es una posición fija sino la captura de un momento específico. El sol le pega, e ilumina perfectamente su perfil, logrando así, una perfecta exposición natural dejando las dos lámparas artificiales para una mejor vista de las revistas pornográficas. La distancia focal es la indicada para que podamos ver todo y solo aquello que necesitamos, a mi parecer, es una distancia focal estándar, aproximadamente 30 mm.
Para entender la foto dentro del marco de su intención, es necesario repasar un poco la historia. En 1973, un juicio importante cambió el rumbo de la historia estadounidense en tanto a la pornografía. Este juicio lograba diferenciar lo pornográfico de lo obsceno; lo legal de lo ilegal. Sin embargo, con el boom de la tecnología a principios de los 80, aquel juicio fue quedando más y más en el pasado, y la denominada obscenidad fue ganando terreno en la cultura estadounidense hasta día de hoy, que se ha propagado por todo el mundo con pornografía explícita a dos clics de distancia. Pero, volvamos a lo nuestro. ¿De qué estamos hablando acá? Cuesta diferenciar si la foto en sí está ficcionada, es decir, que el policía no sea realmente un policía, sino un actor. O si realmente el policía es de oficio. De un modo o del otro, el autor estaría hablando, prácticamente, de lo mismo: El testimonio de un policía estadounidense a finales del siglo XX. La manera -de intención obvia y burda- en la que chupa el agarre de su palo, nos deja en claro su opinión acerca de la esquina que monitorea. Ojo, con un policía recto y de expresión vacía, toda la foto declararía otra cosa. Sin embargo, acá lo tenemos a nuestro protagonista que, en su accionar, se escapa de los elementos manifiestos que uno ve a simple vista: ya no es un policía pajero, sino que habla en nombre de toda una cultura en el momento previo a una revolución. Porque es un policía, no es un civil; acá me remonto a lo que dije anteriormente que, para el significado de la foto, termina sin tener tanta importancia si se trata de una ficción o de un disparo observacional; la mirada del autor reside en la significancia que un policía refiere dentro del marco de una sociedad: aquel que protege. Y acá, más que proteger, avala. La opinión autoral suena como un grito en la primera mirada y esconde, en sus capas, una significación sociocultural para ser descubierta en una mirada más detallada.
Para finalizar, quiero dejar mi opinión personal y por fuera del análisis que intenté que sea lo más objetivo posible. La foto está buenísima!! Al verla por primera vez decís: todo está bien acá. El bigote que tiene, típico estadounidense, digno de Freddy Mercury. También la foto me deja preguntas, porque, si bien a primera vista uno ve al policía y detrás un montón de mujeres posando, luego, se empieza a cuestionar un poco más las cosas. Esa pose y ese bigote estilo Queen, también habla de otra revolución: la revolución gay de Estados Unidos. Pero bueno, es la porción ambigua de la foto donde, al fin y al cabo, uno no termina de entender al 100 de qué revolución habla. Pero, sin lugar a dudas, es una foto que corrompe y te atrapa desde el primer momento independientemente del análisis que uno haga. Me encantó, claramente superlativa.
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